jueves, 2 de junio de 2016

Meditación y reflexión: la importancia de conectarse con uno mismo

Vivimos en tiempos muy activos en los cuales la gran mayoría de nosotros siempre tenemos cosas en la cabeza. Estamos permanentemente pensando en algo que hicimos, o que pasó, algo que estamos haciendo o algo que pasará, y hasta preocupándonos por lo que tenemos que hacer en un futuro próximo o lejano. La cabeza y nuestro cuerpo está en permanente ocupación tanto en el trabajo como en el ocio. Porque hasta en esto último estamos pendiente de la pequeña pantalla de celular o las de la tele o PC. No digo que preocuparnos por nosotros o entretenernos de esa manera esté mal. Sino que al mantener nuestra atención ocupada en esas cosas todo el tiempo (TODO) no nos dejamos tiempo para pensar, reflexionar o meditar en nuestras propias cosas, dejar que nuestra mente fluya, sin importar lo absurdas que lleguen a ser los pensamientos, preguntas o conclusiones que pasen por el río cognitivo en el cual navegamos. Es necesario un momento de silencio,  desenredarnos...



Tomémonos un tiempo para nosotros. Para nosotros no significa para ocio y entretenimiento a través de una pantalla. En serio, probémoslo porque la verdad está muy bueno. tomá en cuenta la opción cuando tengas ese tiempito de apartar nuestros aparatos, apagar la tele y hacerte un té, café, mate o lo que te guste y tomarlo sentado o parado junto a la ventana por ejemplo. Ahí en ese momento, cuando nuestra mente no es bombardeada con entretenimiento o información (por mas buena que esea), es cuando en realidad nuestra mente puede ser ella misma. Podemos ser nosotros mismos internamente. Nos callamos un momento para hablar y mirar hacia dentro y dejarnos fluir y volar a la vez desenredando ese nudo de la vida cotidiana. 
Otra cosa parecida y que funciona igual para mí es el caminar solo. Sacarme los auriculares y aprovechar el tiempo de la siesta en la cual no pasa mucha gente por el centro y salir a caminar e instalarme en un banquito de la Plaza Juan Facundo Quiroga. Con sus centenarios eucaliptos y la paz que esto me brinda. Ahí es cuando todo fluye.

Hace un par de semanas tuve muchos, muchos días demasiados atareados con parciales, trabajos, ensayos, talleres y cursos que obviamente disfruté con mucha alegría. Pero al terminar una cosa, inmediatamente comenzaba otra. Despertaba, miraba el celular, en mis momentos de ocio entraba a Youtube y miraba videos o estaba con el celular, merendaba estudiando o viendo tele. Pero al salir abombado de tanta actividad de un ensayo vi a un chico, el que nos presta la sala de ensayo, en cuclillas en la puerta mirando hacia fuera al lado del termo que estaba en el suelo y con el mate en la mano. En silencio. Solo pensando, mirando. Esa simple imagen me llegó muchísimo y me hizo dar cuenta de lo poco que estaba pensando y reflexionando realmente. De lo poco que estaba en contacto conmigo mismo en esos tiempos.

Ese silencio, esos minutos u horas de soledad son necesarios y ayudan a una real conexión con nosotros mismos.

Si bien esto no es el meditar como todos lo conocen, sirve de igual manera como conexión y como forma de acomodarnos en nosotros. Tal vez sirva de introducción a la meditación en sí y como pequeños momentos reflexivos en la vida cotidiana para evitar que las tareas y obligaciones percudan en nuestra paz interior.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario